En un intento por recuperar credibilidad,
The New York Times mantiene abierta al público la controversia con la periodista
Judith Miller, quien estuvo encarcelada por negarse a revelar una fuente de una historia que ella misma nunca publicó, pero que amenaza con hacer temblar los cimientos de la administración Bush: el caso Plame.
Valerie Plame era una espía de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) hasta julio de 2003, cuando su nombre salió publicado en la prensa. La filtración de la identidad del espía provocó la caída de Lewis Libby, el principal asesor del vicepresidente Dick Cheney y una de las fuentes de Miller, recuerda ayer la agencia EFE.
Ahora, The New York Times
anunció que logró un acuerdo de desvinculación con Miller, una periodista cuya propia
credibilidad quedó en severo entredicho. Las condiciones del arreglo no fueron difundidas, pero sí lo fue el
memorándum que el editor del Times, Bill Keller, envió al personal y que provocó el malestar de Miller.
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