jueves, noviembre 17, 2005

AUTOCRÍTICA DEL PERIODISMO (PARTE 3)

¿Qué está haciendo la ciudadanía frente a esta falta?
Busca sus propias maneras de informarse.
El acceso directo a las fuentes, a través de Internet, le está ahorrando la “intermediación” de la prensa, demasiadas veces sesgada hacia intereses que el gran público no logra desentrañar.
El fenómeno de los “blogs”, esas bitácoras personales en las que cada uno cuenta sus experiencias y sus modos de ver las cosas, se ha convertido en una herramienta que amenaza nuestro palacio de cristal.
Y es tan así que se habla de “periodismo ciudadano” o “periodismo participativo”.
Que prescinde del periodismo de los periodistas.
O en el mejor de los casos está dispuesto a coexistir con él.
Esto conlleva, qué duda cabe, un fuerte cuestionamiento de la labor periodística y la exposición pública de nuestros errores.
¿Necesitamos un cambio cultural?
Sí.
Y urgente.
La cultura de las redacciones tiende a ser poco permeable a las autocríticas y a transparentar los procesos de toma de decisiones dentro de un medio de comunicación.
Recobrar la confianza de las audiencias, que no son otra cosa que la ciudadanía, es el desafío fundamental.
De lo contrario, nos van a dar la espalda o, peor aún, los cacerolazos contra los periodistas retumbarán con mucha fuerza dentro de las redacciones.
Y habrá que ir pensando en cambiar de profesión.
Vuelvo sobre la frase inicial: la historia más reciente del periodismo en la Argentina, que acabamos de repasar, confirma que no pueden ni deben serlo.
Otra es la función que la sociedad le ha asignado.
Y que le reclama cumplir.

Defraudarla puede costar demasiado caro.
Al precio lo pagaremos lo periodistas y los medios.
Pero también el sistema democrático.
Porque perderá un contrapoder.
La misión está claramente asignada.
Y los límites claramente demarcados.
No PODEMOS ni DEBEMOS fallar ni traspasarlos.

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