El periodismo en la encrucijada
Nuevas formas de comunicación se van expandiendo hacia toda la sociedad, de la mano de tecnologías que se desarrollan a velocidades increíbles. Desde la cuna, está entre nosotros una generación digital.
Nadie, en ningún medio de comunicación, puede ignorar la realidad: el periodismo está en un momento de transición desde un estado de bienestar a uno de inestabilidad e inseguridad, como nunca antes se vio en la historia. Nuevas formas de comunicación se van expandiendo hacia toda la sociedad, de la mano de tecnologías que se desarrollan a velocidades increíbles.
Desde la cuna, está entre nosotros una generación digital que tiene a la mano novedosas maneras de interrelacionarse y conformar una comunidad por fuera de los canales conocidos hasta ahora. Esto, desde luego, impacta en la forma en que esta generación aborda los medios de comunicación y en muchos casos los excluye de sus vidas.
“En los albores del siglo 21, las nuevas pantallas abren una nueva revolución que, a diferencia de la anterior, discurre mucho más rápida. Ha atrapado al público joven desde el principio y ha generado problemas y oportunidades desconocidas hasta ahora”, sostiene el informe “La generación interactiva en Iberoamérica”, presentado en los últimos días bajo el patrocinio de la Fundación Telefónica.
En la misma línea, la especialista estadounidense Mindy McAdams dijo esta semana en su visita a Córdoba: “Internet está transitando el mismo camino de masividad de la televisión. La tendencia va a continuar. La Argentina no es inmune, pero tiene un par de años extras por delante”.
Frente a este escenario, la prensa no puede darse por vencida y esperar lo que algunos expertos, de posturas apocalípticas, vaticinan como una muerte segura.
En los últimos días, periodistas de este diario, junto a colegas de otros medios de todo el país, participaron de un congreso organizado por el Foro del Periodismo Argentino (Fopea), en Buenos Aires, donde se analizaron los retos de la profesión en esta nueva y convulsionada era.
Una de las cuestiones centrales que se abordaron en el encuentro fue la necesidad de que los periodistas se capaciten en el manejo de nuevas herramientas, para tener mayor cercanía a audiencias crecientemente competentes y suficientemente alfabetizadas, en una sociedad cada vez más digital.
Pero el eje más importante fue el debate sobre la necesidad de preservar la esencia del periodismo: profundidad, rigor informativo y perspectiva de la información. Es un lugar común, pero incuestionable: la crisis siempre ofrece oportunidades.
A veces, la chance de sobrevivir está atada a la adaptación a los nuevos tiempos, pero a la vez se hace imprescindible el mantenimiento de valores que se construyeron a lo largo de la historia. Ése es el desafío: lo nuevo y lo viejo, en una coexistencia para el progreso.
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